Concierto NIN – Zitadelle Spandau – Berlín 15/05/2014

Ocho de la noche del 15 de Mayo. Nerviosos por si los alemanes también son eso, alemanes, para la hora de inicio de los conciertos, llegamos a la estación de U-Bahn de Zitadelle a una hora de trayecto desde la Alexander Platz.

El lugar: la Zitadelle Spandau, una fortaleza del renacimiento con un nombre que recuerda la famosa prisión ya derruida, así como al grupo de synthpop británico con los mejores pelazos del momento. Tras ser cacheados y dirigidos entre vallas metálicas, como si de la entrada al Primavera Sound se tratase, entramos en el patio de armas de la Ciudadela donde un ambiente muy alemán a base de cerveza, rostbratwurst y chupas de cuero en algunos casos hasta los tobillos, hacía que aquello, más que un concierto, pareciese una pradera de San Isidro Prusiana.

La media de edad de los presentes era alta lo que indicaba no sólo la larga trayectoria de Reznor, que posibilitaba que allí hubiese fans suyos que escuchaban el Pretty Hate Machine en 1989 siendo unos simples veinteañeros de alguna de las dos alemanias, sino la gran diferencia entre un país como Alemania y un país como España en la tipología de personas que forman la banda de edad que va de los 45 a los 60 años de edad. A la mayoría de los que tenían edad para ser nuestros padres se les adivinaba un pasado más alternativo que el de los reales, ya hubiera estado este dentro del Hardcore ochentero, del Heavy temprano o del Hippismo tardío.

A las 8:30 más o menos, con una reconfortante dejadez en el cumplimiento de horarios, daba comienzo el concierto de Nine Inch Nails. El line-up actual, aparte de Reznor: Robin Finck, Alessandro Cortini e Ilan Rubin. La cosa empezaba con un regusto a nostalgia de tiempos pasados y, al contrario que para muchos de los que me rodeaban, no por nada relacionado con Spandau.

Después de haberle visto ya en 3 ocasiones distintas, dos en 2007 -en días consecutivos- y una en 2009, las tres en la Sala La Riviera, las expectativas eran altas. ¿Iba a ser, como todo el mundo presentía, el mejor concierto de NIN de la historia?. ¿Se recordaría para la posteridad como uno de los mejores conciertos que el mundo habría escuchado jamas?. Eran preguntas que flotaban en el aire cuando comenzaron a sonar las primeras notas, por no decir los primeros ruidos disonantes, de “Me, I’m Not”….

En general mucho Hesitation Marks, bastante Year Zero y algunas concesiones a clásicos de The Downward Spiral y Pretty Hate Machine. The Fragile, curiosamente apartado, como With Teeth, excepto por la lánguida The Day The World Went Away.

El público empezó frío, ayudado por los 10 grados que hacía en Berlín en ese momento, animándose un poco con March of The Pigs y volviendo a un estado de semi-hibernación hasta que llegó Copy of A, el tema más pegadizo del último disco de Reznor, el cual, después, hizo una concesión a su labor como compositor de bandas sonoras, Hand Covers Bruise, compuesta con Atticus Ross para La Red Social.

Pero, cuando todo parecía indicar que aquello iba a acabar así, como un concierto triste, un mero espectáculo de luces, algo que no estaba llegando al corazón de los que estábamos allí y que nos estaba dejando más fríos que un sauerkraut del día anterior, es cuando Reznor se sacó de la manga una serie de temas que se convirtieron en una inesperada traca final que consiguió sacar a los tedescos de su inactividad, haciendo que disfrutaran y se frotasen como Merkel en un congreso sobre la austeridad. The Hand That Feeds, Head Like a Hole y, en un inesperado bis por el que yo no daba un duro (“Este tio nunca hace Bises” decía yo mientras miraba por encima del hombro con suficiencia a los que me rodeaban), Closer, la ya mencionada The Day the World Went Away y Hurt, como manso cierre de esos últimos 25 minutos de caña. No obstante, a pesar de ese final, se echaron de menos canciones como Starfuckers Inc. o No You Don’t de The Fragile, Every Day is Exactly The Same de With Teeth, Piggy…

El caso es que, en conclusión y a pesar del digno final y de que me gustaría poder decir lo contrario (Dios sabe que me gustaría…), Reznor no superó la impresión que me causó verle en La Riviera (y mira que la sala es mala), poderoso entre cuatro paredes, acompañado de Twiggy Ramirez, Josh “The Vandal” Freese y Aaron “Mad Mutherfucker” North, tocando Hurt solo al piano, haciendo llorar a todo el personal y dejando claro sin un Bis tras dos horas de música sin tregua que es The Fucking Master. Esos fueron los dos mejores conciertos de la historia del Rock. Que quede bien claro.

 

Rock para cuarentones indulgentes

(Concierto del día 10-04-2014 en la sala Clamores)

La sala Clamores no es el sitio idóneo para un concierto de rock. El público está sentado alrededor de mesas de mármol más o menos apiñadas en la zona alargada situada frente al escenario; los camareros, encamisados, deambulan con sus bandejas haciéndose inverosímiles pasillos entre la gente para llevar las bebidas o apuntar pedidos. Para ir a los baños (¡por el amor de dios!) hay que pasar por delante del grupo que está tocando; casi interrumpirles con el típico gesto de disculpa (doy fe de ello).

Tampoco Willie Nile es los Rolling Stones ni su público una manada de adolescentes furiosos y cabreados con el mundo que necesitan una pradera para desfogarse. Gracias a dios. Más bien seríamos (su público, digo) una panda de nostálgicos de un rock más ingenuo, un rock de estribillos y de historias, de carretera y guitarra al hombro. Un público, además, que se bebe su cerveza y conversa brevemente entre canción y canción. Un público, en definitiva, que al igual que el señor Nile, lleva sus mejores años a la espalda.

Así es él: sin ninguna de las poses superficiales de las estrellas de rock y todas las imprescindibles del roquero a la vieja usanza. Excepto, quizás, que en esta ocasión se dejó por el camino al bajista, fundamental en la formación clásica del rock -se le echó de menos en algunos momentos para dar algo más de músculo al sonido. El grupo, por tanto, consistía en el propio Willie Nile -a la acústica y en alguna canción al piano-, un tipo con greñas a la batería y Jorge Otero, de Stormy Mondays a todo lo que se terciara.

Tengo apuntadas varias de las canciones pegadizas que componen su repertorio y que tocaron esa noche. No están todas las que son pero sí son todas las que están: One guitar, Streets of New York, Vagabond Moon, It’s all over, Across The River, Yesterday’s dreams, House of a thousand guitars, Little light,  Sunrise in New York City, Her Love Falls like rain.

Se puso ñoño en algunos momentos (que si los niños que se mueren de hambre en Across the river, ¿es que nadie va a pensar en esos niños?) e hizo referencia a algún que otro músico muerto (se está viendo más cerca que lejos del hoyo) pero en general parece un buen tipo con un puñado de historias que contar (como la de John Lennon y el último autógrafo que firmó en su vida).

Quizás el mejor resumen que se pueda hacer de Willie Nile sea ese homenaje a Lou Reed al final. Esa conjunción de humildad y pasión por el rock para salir en el bis con Sweet Jane. Y claro, todo el mundo en pie.

 

Decepción

Han transcurrido ya más de dos meses desde el concierto de Micah P. Hinson que anunciamos aquí puntualmente. Una verdadera pena. No que haya transcurrido tanto tiempo (que también) sino el concierto, que no estuvo a la altura de las expectativas creadas. Releo lo que dije de la primera vez que vi a Hinson y no puedo encontrar ni rastro de aquello, en lo que nos ofreció en diciembre.

El comienzo, sí, fue prometedor. Sonó Sweetness, posiblemente lo mejor de su …And the pioneer saboteurs ,y aunque se notaba que él y la banda necesitaban un poco de calentamiento nada hacía presagiar la debacle que se avecinaba.

El sonido fue definitivamente muy malo a lo largo de todo el concierto; él no estuvo inspirado en casi ningún momento: apenas cantó, apenas gritó. Sólo repuntó un poco a partir de Forget about me, pero nos dejó con la sensación de la miel en los labios, de no acabar de cuajar.

Y para dar fin al despropósito, cuando todo el mundo esperaba Patience como agua de mayo para terminar con buen sabor de boca, nos salió con una versión patética y edulcorada de la misma, sin la furia que le caracterizaba, sin apenas gritarla, dejándose arropar demasiado por la banda.

Tal vez el origen de todo esté en dicha banda, precisamente. Al parecer eran casi todos miembros de Tachenko (un grupo español). La relación con ellos parece remontarse, por lo menos, a All Dressed Up And Smelling Of Strangers, pero a juzgar por los resultados, su colaboración es un completo error.

O tal vez esté siendo injusto y el origen de la pifia sea otro (que le haya amariconado su mujer o que se encontrarara indispuesto ese día). No sabría decirlo. Todavía tiene un margen de confianza y ojalá que algo así no se repita, pero esta vez Micha P. Hinson fue una completa decepción.

Danko Jones (03-Nov-2010)

Para recomenzar con moderado buen pie, un breve vídeo -grabado desde lejos y con calidad bastante mejorable- del concierto de Danko Jones (noviembre) del que hablé en el post anterior.

Son solamente unos siete minutos (15MB) en los que se incluye, como no podía ser de otra forma, su ya legendario speech sobre la cima de la montaña, con su listado de grandes glorias ¿muertas? (“not Michael Jackson!”) de las cuales puso en último lugar, como he podido descubrir finalmente (nos quedó la duda en el concierto), a Ronnie James Dio [1]. Y por supuesto también, su clásico mantra: “This heart is strong, this skin is thick, this mouth is loud”

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En cuanto al concierto en sí: Danko Jones sigue siendo un auténtico rock’n’roll show. Puede que haya perdido un poco de fuelle (y de novedad) con respecto a otras veces y también que el sonido de la sala no fuera todo lo perfecto que cupiera, pero el concierto fue más que correcto.

Por cierto, ¿qué edad tiene?; soy incapaz de encontrarlo por ningún sitio. Lo único que sé es que le vimos por primera vez como telonero de los Backyard Babies en 2001 (cuando la sala Heineken se llamaba Arena): ¡hace ya 9 años!

[1] http://twitter.com/dankojones/status/14116190522

Volver a empezar

Serí­a un poco triste que el año 2010 no tuviera un mísero post. Estaría muy feo, aunque solamente sea por la continuidad estética, dejar que eso suceda. Con estas líneas voy a subsanarlo.

Sí, ha pasado mucho tiempo y era lícito pensar que no habría novedades por aquí nunca más, así que no culparé a nadie que haya borrado de su mente, de su navegador, de sus favoritos (¿favoritos? ¡iluso!) o de su lector de noticias la dirección de este sitio. A todos los demás, hola de nuevo (mientras dure).

Durante todo este tiempo ha habido menos actividad musical de la habitual o de la que cupiera esperar (y he ahí otro motivo justificado de la ausencia prolongada). Con esto no quiero decir que no haya habido conciertos, no hayan salido nuevos grupos o discos, etcétera. Me refiero únicamente a mí. Yo he tenido menos actividad musical.

Tengo que reconocer, sin embargo, que algo sí que ha habido. Desde los conciertos que dejé mencionados allá por mayo del año pasado (Andrew Bird, JayHawks y Wilco) hasta lo más reciente, hace apenas un mes: Danko Jones; aparte de que, próximamente, este diciembre, disfrutaremos también de un reencuentro con otro maestro de altura, merecedor de un lugar destacado en este blog (con aquel concierto suyo desgranado vídeo a vídeo): Micah P. Hinson. Entre medias, un yermo bastante amplio del que poco recuerdo (Lucinda Williams…) y que tendría que repasar para poder añadir algo.

Por otra parte, el tracker, origen primigenio de este blog, ha desaparecido definitivamente. Murió de éxito, podríamos decir; estaríamos mintiendo. Dejó de tener sentido casi en el mismo momento en el que nació y su corta vida da fe de su nula repercusión. Tampoco hay que lamentarse; la pérdida es insignificante si se piensa con la cabeza. Cada cual sabe bien cómo poder escuchar la música que quiera y seguramente más rápidamente de lo que el tracker ofrecía. Que sirvan estas palabras de epitafio.

Pasamos página, pues, reemprendemos camino con la cabeza alta y nos sonreímos con la (casi) certeza de que este renacer durará poco. Que dios nos asista.

Agenda de conciertos

Culpa mía, una vez más y como no podía ser de otro modo, esta ausencia prolongada. Aprovecho este post para ponernos al día de los próximos conciertos, que son varios y variados, como se va a poder ver.

Por de pronto, empezamos esta semana con Andrew Bird. Al concierto de Madrid, este sábado, iré seguro; no tengo la misma certeza del que dará el día anterior, en Valladolid.

La semana próxima, un programa doble que recuerda de refilón al que disfrutamos hace un par de años. Esta vez, los grupos son Jayhawks y Wilco (que repite) y las ciudades Sevilla y Barcelona (que repite).

Para ser más concretos:

  • El viernes de la semana que viene, en el festival Territorios Sevilla (como es obvio, en Sevilla), actuación de Wilco (para los que ya no quedaban entradas en Madrid y que presentan nuevo disco) y Jayhawks (en una de las tres únicas actuaciones que parece que van a dar).
  • Al día siguiente salimos hacia Barcelona, para volver a ver a los Jayhawks en el Primavera Sound y, seguramente, a Neil Young.

Por último, dentro de un par de meses, concierto de Nine Inch Nails. Una pena que, al parecer, ya no formen parte de los músicos de directo ni Josh Freese, ni Aaron North, ni Twiggy Ramírez.

Mr. Waldheim

Siempre he escuchado esta canción (Good evening Mr. Waldheim) sin prestarle demasiada atención:

[audio:2009/03/lou_reed-good_evening_mr_waldheim.mp3]

Un principio rompedor, un ritmo (bajo y guitarra) que engancha, la voz profunda de Lou Reed, reconocible y sin apenas sentimiento (marca de la casa). Una canción divertida, animada.

Cuando he dicho “sin prestarle demasiada atención”, en realidad me refería a la letra (y cuando me refiero a ayer me refiero a hoy). Good evening bla bla… yes, it is true…bla bla bla

Hasta el otro día, que me dio por buscar quién era ese Waldheim, si es que era alguien, y de ahí, por su propio peso, a toparme con el resto de la letra, que no tiene desperdicio.

Antes de nada, no hay que olvidar que Lou Reed es de origen judío. Ni tampoco que

Hy·mie (hm)
n. Offensive Slang
Used as a disparaging term for a Jew.

Esta palabreja, hymie, no aparece en la letra en sí pero, si escarbáis un poco nada más por los enlaces que he dejado por el camino, os daréis de bruces (pringsteen) con ella.

Y una última cosa: ¡cuánta mala baba!
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Micah P. Hinson (y XIX): Patience

Apoteosis.

Felices Reyes.

Patience:

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