Lo sé, lo sé, it’s been a long time -y me parece más de lo que realmente ha sido: cuatro meses-, pero reconozcámoslo, nadie lo ha echado de menos (excepto, quizás, uno, que sí me lo recordaba a cada tanto).
Vuelve pues, de forma indefinida; esto es, que no sé si durará mucho o poco -el que me conozca no confiará demasiado en que sea lo primero. De hecho, hasta pudiera ser que este post fuera solamente un oasis en medio de las dunas desérticas; mejor no prometer nada: el que mucho promete, mucho incumple, como dice el refrán (y si no hay tal refrán, debería haberlo).
Es curioso que este regreso se produzca en unas condiciones algo simétricas respecto a la hégira de la que regresa. Alguno recordará que nos quedamos a un paso de cerrar la terca trilogía del Primavera Sound (la tenía medio escrita, lo juro, pero tendrá que quedarse inédita, me temo), con el capítulo en el que relataba, sobre todo, el concierto de Wilco y el del día siguiente, de Ryan Adams (el recital parisino). La simetría está en que este viernes (¿este? ¿se publicará esto antes de entonces?) vuelve ha vuelto el grupo de Jeff Tweedy y yo estaré he estado allí para verlo (cortesía de un chico muy majo). Quizás no sea simetría la palabra, sino dialéctica hegeliana, con su tesis, antítesis y síntesis. La simetría es estática, la dialéctica hegeliana es histórica. Yo me entiendo.
Pero no voy a extenderme más, que es infinitivo, y veamos qué nos depara el futuro.