Category Archives: Música

Kiss my ass

Gene Simmons, famoso componente de KISS, no se entera de nada. Pero de nada, nada. En esta entrevista se pone a decir chorradas y no hay quien lo pare. Por ejemplo:

The record industry is in such a mess. I called for what it was when college kids first started download music for free — that they were crooks.

Ahí. Haciendo amigos. Pero el tío sigue:

Every little college kid, every freshly-scrubbed little kid’s face should have been sued off the face of the earth. They should have taken their houses and cars and nipped it right there in the beginning. Those kids are putting 100,000 to a million people out of work.

¡Qué malos malosos son! Y también están acabando con el ecosistema y matando de hambre a los niños en África. El siguiente intento por hacerse el altruista es todavía más patético:

Doesn’t affect me. But imagine being a new band with dreams of getting on stage and putting out your own record. Forget it.

Cuando le recuerdan los casos de Reznor y de Radiohead… claro, eso no cuenta:

That doesn’t count. You can’t pick on one person as an exception. And that’s not a business model that works. I open a store and say “Come on in and pay whatever you want.” Are you on fucking crack? Do you really believe that’s a business model that works?

Que sí, Simmons, que sí. Puede que dentro de un tiempo cambie de opinión, como muchos otros. Que siga, por ahora, insultando a sus potenciales clientes.

Y yo, a mi vez, me bajaré lo que me apetezca, cuando me apetezca. Incluya eso la música del señor Simmons o no.

Sick

Llevo unos días no muy bien del estómago, así que no he podido escribir tanto como me gustaría por aquí. Y se me han acumulado algunas cosillas.

Por ejemplo, esta entrevista a Jack White, sólo apta para muy fans porque no dice gran cosa, la verdad.

O el concierto de Rufus Wainwright del jueves pasado, en La Riviera, con ese final apoteósico. Intentaré comentar un poco más sobre esto.

O las respectivas puntuaciones del Easy Tiger en allmusic y pitchfork, tal y como nos señala un simpático comentarista.

O un apéndice a lo que fue el concierto de Cat Power. Al parecer no hubo bises por culpa de los de seguridad, que, además, se la tuvieron que llevar del escenario para que el público desalojara. La misma del primer enlace tiene alguna foto más del concierto bastante chula.

O el inminente concierto de los Rolling Stones en El Ejido que voy a ir a ver el sábado que viene.

O la esperadísima tercera parte de nuestras aventuras por Barcelona y París.

Primavera Sound & Ryan Adams (II)

A trancas y barrancas, pero llega, como todo, la segunda parte.

Como ya he dicho, conseguimos entrar. El recinto estaba bien: amplio, varios escenarios bien repartidos, puestos de ropa y discos, casetas para cambiar dinero por tickets y tickets por dinero… lo típico. No había mucha gente o, para ser exactos, no estaba lleno a rebosar: nada de agobios. Nos tiramos un rato a la bartola y comimos lo que nos sobró del viaje.

Había unos baños portátiles distribuidos aquí y allá. Alguien me dijo que tenían lavabos (para lavarse las manos, se entiende) y uno, que es escrupuloso, no cabía en sí de gusto. Pues para allí me fui, a hacer mis cosas y… ni lavabo ni leches. ¡Qué bien todo! Me han mentido, me dije. Pero no; me aseguran que sí, que lo hay, que lo he visto. Venga, vale. Como un gilipollas me pongo enfrente de los baños para mirar dentro cada vez que alguien salía y comprobar si había o no. Un fetichista de esos que están ahora muy de moda, pensaría alguno. Por fin localizo el único de los cubículos que parece tener lavabo y me digo esta es la mía. Dejo pasar a todo aquel que tenía una urgencia cuando el que correspondía no era el mío. Me miran con cara de tú estás tonto, chaval. Yo les miro con cara de sí, tonto, pero limpio. Al final consigo entrar y el puto lavabo no está conectado a nada (era demasiado pedir, lo reconozco).

Vale. Decido echar un pis y no cierro el pestillo (craso error) porque hay un tipejo (amiguete) esperándome fuera, al lado de la puerta, y ya se encargará de avisar de que está ocupado (craso error). Tres personas, mínimo, me vieron meando. Y cuando salgo, mosqueado, el tipejo está a unos cinco metros, disfrutando del espectáculo. El descojone, vamos.

A lo que vamos. Por fin, llega la hora de la verdad. Patti Smith: escenario principal, nueve y media de la noche, todavía hay una luz mortecina en el cielo.

¿Cuántos años tiene esa mujer? Porque yo la veo igual que siempre: el pelo largo, el bigote de dos días, nariz y mandíbulas prominentes. Por supuesto, nos rodeaban las lesbianas. En cuanto a la música: rock comprometido, algunos himnos aquí y allá (Because the night, Rock’n’roll Nigger, Gloria), guitarras con músculo y ella impecable, incluido disursito del que sólo recuerdo lo de “The future is now“, que me dio qué pensar.

Y por supuesto, lo que todos (¿?) estábamos esperando, la increíble versión de Smells like teen spirit, de Nirvana, posiblemente la más coreada de todas. Era un éxito asegurado, en todo caso; una versión respetable y que respetaba la original, un homenaje que parecía salirle de las entrañas. Como decía alguien por aquí, ¿quién nos iba a decir que íbamos a escuchar esa canción en directo? Puntuación muy alta para Patti Smith.1

Después de un breve descansito llegaron Sonic Youth, en el mismo escenario, ya noche cerrada. Presentaban Daydream Nation, un clásico de la banda, de 1988 (¡1988!, la madre que…). Y enterito lo tocaron (juraría; uno se acaba perdiendo cuando empiezan a hacer ruiditos). La única pega, para mí, es que estábamos realmente cansados a esas alturas. Me dolían las piernas de no poder sentarme. Pero si quitamos eso y las quejas de alguno, el concierto fue cojonudo. Los tíos metieron tralla, hicieron lo que sabían, se arriesgaron, metieron tralla, hicieron ruido, metieron tralla. Thurston Moore hacía maravillas con la guitarra; y el batería, impresionante… muy muy bueno.

Y además, como en el anterior, esa pizca de nostalgia de poder ver a uno de esos grupos clásicos, precursores del grunge (para más inri) que llenaron nuestra infancia-adolescencia y que, además, no se han vendido ni son unos arrastrados que no han sabido envejecer.

Más, próximamente… Espero que en menos de una semana.

1: Setlist de Patti Smith:Privilege (Set Me Free), Redondo Beach, Birdland, Are You Experienced?, Free Money, Within You Without You, Beneath the Southern Cross, White Rabbit, Pushin’ Too Hard, Because the Night, Pissing in a River, Soul Kitchen, Boy Cried Wolf (spoken), Peaceable Kingdom, People Have the Power, (encore): Perfect Day, Smells Like Teen Spirit, A Day in the Life (The Beatles), Gloria, Rock n Roll Nigger.

Primavera Sound & Ryan Adams (I)

Bufff. Todavía no estoy recuperado del todo, por eso he tardado tanto en comentar ese increíble fin de semana musical que nos hemos pegado. ¿Qué puedo decir? No hay palabras. De dormir, poco, pero lo que es buena música, nos hemos hartado.

Repasemos. Llegamos a Barcelona desde Madrid y fuimos directamente al Fórum famoso (¿pero eso no fue un bluff, un fracaso? ¿así lo quieren rentabilizar?), donde se celebraba el festival. La primera, en la frente: cuando presentamos las entradas para que nos las cambien por la pulserita típica y una tarjeta (necesitaréis las dos para volver a salir; sólo el penitente pasará), nos dicen que nones, que las entradas son más falsas que Judas. Para ser más concretos:

  1. Están impresas del revés
  2. En vez de la imagen que debería verse cuando le pasan la luz ultravioleta-gamma-kappa, se ve otra (elefante vs. avión, o parecido)
  3. Todas vienen con el mismo número
  4. Tenemos pinta de delincuentes (sobre todo tú, el más guapete, el de la camiseta de White Stripes)

Por supuesto, pollo de aquí te espero. Que si ni de coña, que si las habíamos comprado en un sitio oficial, que si que me estás contando, que si no tendrás un cigarrito que se nos han acabado (hay que aprovechar la mínima). Yo ya me veía sin ver a Wilco después del viajecito de seis horas, sin ningún sitio donde caernos muertos y un vuelo que nos esperaba a las diez de la mañana hacia París. Tanto insistimos que parece que nos tomaron en serio y nos aseguraron que se pondrían en contacto con alguien de TickTackTicket.

Y cuando el destino parecía no estar de nuestra parte… misteriosamente se disculpan y nos dicen que sí, que son auténticas. A destacar:

  1. No nos explican porque salen dibujos distintos
  2. Cambian de idea y nos dicen que sí, que en algunos casos (¿?) pueden tener el mismo número1
  3. Las entradas se compraron en Badajoz (¿? sí, sí, donde tú quieras, lo que tú digas, pero no me hagas daño)
  4. No quieren que pensemos que los catalanes son unos ratas y nos sueltan otro cigarro (se lo doy al más guapete, al de la camiseta de White Stripes)

Estos separatistas…

Prueba superada. Estamos dentro.

Continuará…

1: Más tarde descubrimos que lo que ellos tomaban por el número de la entrada no lo era, pues había otro número (bien grande, además) que que era distinto para cada entrada (y consecutivos).

New Moon y She’s The One

El torrent de Elliot Smith está en las últimas. El que avisa no es traidor.

Pensaba hablar sobre ese disco, New Moon, pero tendría que escuchármelo un poco más para poder comentar algo con conocimiento de causa. Sin profundizar demasiado, me parece un disco bastante bueno. Al contrario que el precedente, que estaba hecho con lo que Elliot Smith dejó a medias antes de morir, éste cuenta con canciones de la época entre Roman Candle y Either/Or (1994-1997) . El sonido es puro Elliot Smith; al que le gusta sabe lo que se va a encontrar (guitarras folk, esa voz tan característica, un sonido minimalista y oscuro) y lo agradecerá. Al que no, pues no.

Looking over my shoulder es la que más me gustó al escucharlo por primera vez. La mejor parte, ese semicabreado I got nothin’ that I want to do more than make another sonnet fuck you.

Precisamente a raíz de eso pensaba en el uso de esos fuck you’s o motherfuckers. Me refiero cuando están fuera de lugar y no aportan absolutamente nada. Y en esta canción encaja perfectamente con todo el tono de la letra. No está para demostrar nada. El contraste es clarísimo con la nueva canción de Avril Lavigne, donde la niña nos sale con algo así como I’m your motherfucking princess. ¿Hablando de Avril Lavigne? Sí. Un día de estos habrá que hablar largo y tendido sobre esta chica.

Y yo que decía que no iba a decir nada de New Moon. Lo que pasa es que ahora, en este mismo instante, no puedo ponerme a escucharlo porque estoy con el She’s the one, de Tom Petty, que hacía mucho que no le hincaba el diente. Y sigue siendo tan cojonudo como lo recordaba (de lo mejor de Tom Petty, junto con el insuperable Echo, en mi opinión).

Desde Walls (You’ve got a heart so big), pasando por Climb that hill, hasta Hope you never (I hope you never fall in love/Hope you never get your heart broken/I hope you never fall in love/With somebody like you). Y por supuesto, Angel Dream (sobre todo la primera versión), que es una pasada. Ese I can only thank God it was not too late lo dice todo.

Adivinanza

Muy facilita.

Después de escuchar esta pequeña muestra de 20 segundos, tenéis que responder a esta pregunta: ¿quién ha venido?

[audio:http://btblog.albors.ws/extra/audio/guess.mp3]

El que lo descubra se lleva un iPod. Eso sí, se lo tiene que comprar (y pagar) él.

Concierto de Cat Power

Ya avisé de que el miércoles pasado había concierto y yo no miento. Allí estuvimos codeándonos con artistas famosos como Elena Anaya.

Tengo que advertir que hay opiniones para todos los gustos. Hubo alguno a quien no le gustó nada (pero siempre hay gente sin criterio musical por el mundo). Hubo a quien le pudo gustar más (si llega a haber una silla a mano). Y luego estoy yo.

Lo que Cat Power hizo anoche es tan hermoso que duele. Es difícil de explicar: una mezcla de blues, soul, jazz, pop (y un montón de famosos, como Elena Anaya…). Todo ello a media voz, casi en un susurro, con esa increíble voz grave que sonaba con una sutil levedad, como si cantara (y el resto del grupo tocara) con el temor de despertar a un niño; como un roce, como si la música te meciera. Chan Marshall no cantaba, insinuaba, se dejaba llevar. (El resumen que haría uno cualquiera de los que estuvieron allí conmigo: No se oía una puta mierda).

Algunas versiones, como Satisfaction (que esta vez era reconocible) o I’ve been loving you de Otis Redding. Indispensables, como la propia The greatest. Sólo me faltó Metal heart. No se pasó de experimental y, desde luego, no es la música más comercial del mundo: demasiado sutil, intimista y melancólico para patéticos fans de los cadáveres vivientes The Who.

No sólo es bastante atractiva, que lo es un rato, sino que además es muy maja, como demostró quedándose lo que hiciera falta para poder firmar todo lo que le pusieran por delante. Creo que estoy enamorado. Hablo en serio. Si no fuera porque lo nuestro es imposible, creo que la buscaría ahora mismo para proponerle envejecer juntos.

De verdad, mereció la pena. Pura poesía. Y, además, con famosos (como Elena Anaya…) . ¿Qué más se puede pedir?

… y Almodóvar