Llamémosle X. Pongamos que X confundía a Josh Rouse con ZZ Top (pero esa es otra historia); es decir, que X fue al concierto sin apenas haber escuchado nada de él antes. X bien podría ser también Y, y entonces estaríamos hablando de hace un año y de Guadalajara, en lugar de Madrid. Es indiferente porque la reacción fue calcada: asombro. Verdadero asombro ante un artista como una catedral. Así son siempre sus conciertos. Rouse está en estado de gracia.
A los que ya le conocíamos no podía sorprendernos, pero eso no quiere decir que no se mantuviera al excelente nivel al que nos tiene acostumbrados. El día: el jueves pasado (22 de Noviembre de 2007). La sala, Joy Eslava, estaba repleta cuando llegamos. Y llegamos, la verdad, justo a tiempo para verle salir; por los pelos.
Esta vez fue un concierto algo más eléctrico y menos íntimo. El sonido fue algo peor que el año pasado en Guadalajara y Madrid (sobre todo en Madrid, donde fue cojonudo); los bajos, es verdad, retumbaban bastante, lo que, tal vez, puede achacarse a la sala o a nuestra posición en ella. Con su más que correcto español soltaba de vez en cuando alguna frasecilla hippie (nos llamó “amores” y nos dijo que estábamos muy guapos), pero lo importante es la música y ahí, ya digo, tampoco hubo fallo. Cualquier canción que toque es bienvenida porque no tiene disco malo, ni canción mala. Lo de Rouse es reverencia absoluta por la melodía.
Los estilos que maneja Rouse son múltiples: desde la balada más clásica hasta los ritmos funkies, pasando por guiños al country. Si bien es en los discos donde explora con más profundidad los detalles y las sutilezas, en directo es más… eso, más directo. Muestra las canciones con menos alharacas, y más en crudo, y ahí es donde se aprecia que, también así, son canciones memorables.
La banda que le acompañaba (uno más que el año pasado) estuvo a la altura. Ninguno parece ser virtuoso, pero tampoco lo necesitan. Y no cansaron en absoluto (es imposible, con ese repertorio). Consiguen que disfrutes cada canción como si fuera un nuevo hallazgo.
A falta de un setlist en condiciones, habrá que recurrir a la devaluada memoria. Tocó, que recuerde: Slaveship (en uno de los bises, a susurrante petición de uno de los asistentes), Givin’ it up for good, SAD EYES (no Blue eyes, vale, vale), Quiet town, Carolina, Hollywood Bass Player, Sweetie, Pilgrim, Come Back (Light Therapy), Love vibration, It’s the nighttime, His Majesty rides, Winter in the Hamptons, My love has gone. A mí, personalmente, me faltó Nice to fit in, pero se lo perdono.
FOTOS:
Tres fotos para ilustrar la crónica. No son muchas pero tampoco nos pagan por esto:
VIDEOS:
También hay unos pequeños vídeos de muestra. En concreto, de Hollywood Bass Player, Love Vibration, Quiet town y Winter in the Hamptons:
Para completar y como siempre, YouTube está al quite y nos deja unos cuantos vídeos de su actuación para que los que fuimos lo recordemos y los que no, se golpeen penitentemente el pecho por su craso error.
Que lo disfrutéis retrospectivamente.
Larga vida a Josh Rouse.