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Volver a empezar

Serí­a un poco triste que el año 2010 no tuviera un mísero post. Estaría muy feo, aunque solamente sea por la continuidad estética, dejar que eso suceda. Con estas líneas voy a subsanarlo.

Sí, ha pasado mucho tiempo y era lícito pensar que no habría novedades por aquí nunca más, así que no culparé a nadie que haya borrado de su mente, de su navegador, de sus favoritos (¿favoritos? ¡iluso!) o de su lector de noticias la dirección de este sitio. A todos los demás, hola de nuevo (mientras dure).

Durante todo este tiempo ha habido menos actividad musical de la habitual o de la que cupiera esperar (y he ahí otro motivo justificado de la ausencia prolongada). Con esto no quiero decir que no haya habido conciertos, no hayan salido nuevos grupos o discos, etcétera. Me refiero únicamente a mí. Yo he tenido menos actividad musical.

Tengo que reconocer, sin embargo, que algo sí que ha habido. Desde los conciertos que dejé mencionados allá por mayo del año pasado (Andrew Bird, JayHawks y Wilco) hasta lo más reciente, hace apenas un mes: Danko Jones; aparte de que, próximamente, este diciembre, disfrutaremos también de un reencuentro con otro maestro de altura, merecedor de un lugar destacado en este blog (con aquel concierto suyo desgranado vídeo a vídeo): Micah P. Hinson. Entre medias, un yermo bastante amplio del que poco recuerdo (Lucinda Williams…) y que tendría que repasar para poder añadir algo.

Por otra parte, el tracker, origen primigenio de este blog, ha desaparecido definitivamente. Murió de éxito, podríamos decir; estaríamos mintiendo. Dejó de tener sentido casi en el mismo momento en el que nació y su corta vida da fe de su nula repercusión. Tampoco hay que lamentarse; la pérdida es insignificante si se piensa con la cabeza. Cada cual sabe bien cómo poder escuchar la música que quiera y seguramente más rápidamente de lo que el tracker ofrecía. Que sirvan estas palabras de epitafio.

Pasamos página, pues, reemprendemos camino con la cabeza alta y nos sonreímos con la (casi) certeza de que este renacer durará poco. Que dios nos asista.

Lamontagne

Reconozco mi odio personal e intransferible hacia Damien Rice, a pesar del enorme éxito (o precisamente a causa) de su hit Blower’s daughter que, también admito, es muy buena canción. Quizás de ahí surja, ya digo, el enconamiento: siempre me pareció un artista de un día, fruto de ese pelotazo que pegó gracias a la película Closer; no hay mucho donde rascar, un bluff.

Supongo que es en parte por eso por lo que, cuando me topo con algún otro artista que, de algún modo, pudiera comparársele pero que, sin embargo, le da mil vueltas y tiene mucho más miga que él, no puedo reprimir el impulso de gritar “¡¿Ves?! ¡Esto es lo que le gustaría ser a ese gilipollas de Damien Rice pero que a lo que nunca llegará a acercarse ni con toda esa estúpida melancolía irlandesa de mierda!”. Normalmente lo grito cuando no hay nadie cerca y consigo pasar por un ser humano normal.

Algo así me ocurrió con el ya legendario J. Tillman, un héroe por estos lares en lo que a melancolía y tristeza radical se refiere. Me atrevo a asegurar que Tillman nunca alcanzará las cotas de popularidad de Rice pero puede acostarse sabiendo que hay mucha más sinceridad y belleza en lo que ha hecho de lo que será capaz de hacer nunca el otro.

Es un poco prematuro para estar seguros, pero creo que me he encontrado por casualidad con un caso parecido al de Tillman (con el cual, por cierto, comparte además la profesión de zapatero en sus inicios; ¡qué cojones le pone esta gente al betún!). Ray Lamontagne; el de la foto, claro está. Aspecto desastrado, barbudo, y una cierta languidez. Dos discos: Trouble (2004) y Till the sun turns black (2006), disponibles en su tracker favorito.

Dos muestras, una de cada disco:

[audio:2008/09/forever_my_friend.mp3]

Forever my friend, del primero, un poco más animada, donde ya demuestra la enorme personalidad de su voz, de sus letras, ese gusto exquisito con las guitarras y unos arreglos bien encajados.

[audio:2008/09/can_i_stay.mp3]

Can I stay, del segundo, empieza de la forma más clásica posible, con esos violines tan típicos. Pero acaba por llevársela a su terreno y la desviste de la cursilería que podría tener hasta el punto de que casi te entran ganas de decir, con los ojos arrasados en lágrimas: “Por dios, déjale quedarse”.

Esos fraseos tan sutiles que descienden hasta casi un susurro, como si la voz se le fuera apagando (nada que ver, en todo caso, con Laura Up… with the… sunrise Gibson, pero sí con la mejor versión de Cat Power) con pequeñas excursiones en la música negra en ocasiones (a veces una pizca de funky disimulado entre el folk intimista) mezclado con el más puro clasicismo de cantautor blanco con guitarra. Así pues, tenemos algo, inevitablemente, de Dylan, algo de soul, de rock clásico americano pasado por el filtro de la modernidad (como Ben Harper, si éste fuera menos comercial)… una combinación que se le da muy bien al de New Hampshire.

Para despejar las suspicacias que pudiera haber: su estilo está clarísimamente más cerca del Ryan Adams del Heartbreaker (cualquier fan de este disco estará más que encantado con este hallazgo) que de artistas más extraños y personales, como Elliot Smith o Will Johnson (tanto en solitario como con sus dos bandas principales), con el cual, sin embargo, comparte aspecto de vagabundo.

Dentro de poco -el 14 de octubre, para ser más precisos- está previsto que salga su nuevo trabajo, Gossip in the grain, del que podemos escuchar, gracias a Youtube, los cortes You are the best thing -que sigue la línea más soul, al hilo de Otis Redding y Sam Cooke- y Let It Be Me. Estaremos atentos.

Ya lo ha vuelto a hacer

No parece que fuera flor de un día. Ni una moda pasajera. Ni un caprichito de rebelde. Ni nada de eso.

Mientras otros parecen haberse rajado, todavía hay quien se mantiene fiel los principios que viene siguiendo de un tiempo a esta parte.

Sí, lo ha vuelto a hacer, como ya hizo hace bien poco. Y lo hace dando las gracias (thank you for your continued and loyal support over the years – this one’s on me). ¡Mírale qué majete!

Esta vez son 13 canciones (casi 44 minutos) del NIN más puro. Con una licencia creative commons attribution non-commercial share alike. Para dejarlo todavía más claro, desde su página web te anima a:

remix it
share it with your friends,
post it on your blog,
play it on your podcast,
give it to strangers,
etc.

Trent Reznor sí que entiende el espíritu de la época.

Ofrece varios formatos para la descarga: MP3 de alta calidad, FLAC sin pérdidas, M4A sin pérdidas, high definition WAVE 24/96 (con un tamaño de 1.2 gb; para los muy puristas). Todos menos el formato mp3 se descargan por medio de bittorrent.

Como digo, podéis bajaros el disco directamente de su página, pero puesto que el señor Reznor se ha portado tan bien, no es cuestión de aprovecharse también de su ancho de banda, así que lo tenéis disponible donde siempre.

Para los que se quieran bajar alguno de los otros formatos, más pijos y que ocupan más, desde aquí pueden hacerlo. Introducís vuestro correo electrónico y en poco tiempo os llegará un mensaje con un enlace a la página de descarga. Como esos van por bittorrent, el perjuicio para NIN es menor.

Son estas pequeñas cosas las que me hacen confiar más en el futuro de la raza humana. Gracias Trent; gracias a ti.

Ghosts I-IV

Trent Reznor ya apuntaba maneras y ahora, definitivamente, se sube al carro de los nuevos tiempos. Y se sube con todas las ganas.

Ghosts I-IV is licensed under a Creative Commons Attribution Non-Commercial Share Alike license.

Es decir, que puedes copiar, distribuir (¡vive le p2p!), remezclar este trabajo siempre y cuando no lo uses con fines comerciales, le atribuyas la autoría y, en caso de modificarlo de alguna forma, le apliques la misma licencia a la obra derivada.

Ghosts I-IV es, por cierto, lo nuevo de NIN. 36 canciones instrumentales repartidas en cuatro volúmenes (dice Reznor que espera que haya más). Un disco constreñido por unas cuantas sencillas reglas:

This music arrived unexpectedly as the result of an experiment. The rules were as follows: 10 weeks, no clear agenda, no overthinking, everything driven by impulse. Whatever happens during that time gets released as… something.

Las opciones son múltiples: lo más caro, 300$, es la edición ultra-de-lujo-que-te-cagas; lo más barato, descargarse el primer volumen de los cuatro completamente gratis desde la página web (por 5$ puedes descargar los cuatro volúmenes). He probado la descarga gratuita (os aviso de que hay que facilitar una dirección de correo para que te envíen el enlace desde el cual se obtiene el disco) y no me ha funcionado; me explico, todo iba bien pero el archivo que me descargaba estaba vacío. Me imagino que será un problema técnico (posiblemente debido a la alta demanda) que resolverán pronto.

También se pueden escuchar algunos nuevos temas desde la propia página web. Y hasta te facilitan el código para que incluyas su player en tu propia página.

Una pasada, vamos. Si la música está bien, ya será la hostia. Lo cierto es que no pinta nada mal por lo que he estado oyendo; a ver si solucionan lo del enlace para poder bajármelo y escucharlo con más calma.

[Actualización 2008-03-04 02:21]: Ya disponible en su tracker favorito.

Josh Rouse & Spoon

El que avisa no es traidor. Que luego no me venga nadie con un “no lo sabía” o “nadie me dijo nada”.

Dos conciertos para este final de semana.

El jueves, Josh Rouse presenta su último disco, Country Mouse City House, en Joy Eslava (Madrid). El año pasado ya nos deleitó con sendas actuaciones en Madrid y Guadalajara, donde presentó alguna de las canciones que más tarde incluiría en el mencionado álbum. Tampoco nadie puede quejarse de no haber escuchado nada de él porque ha sido un habitual del tracker. Es una apuesta segura. Muy recomendable.

Al día siguiente y con motivo del festival Wintercase 2007, Spoon aparecerán en la misma sala que Rouse acompañados por Explosions in the sky. Este concierto es un poco más especialito. Para empezar, los teloneros hacen música instrumental (en el tracker tenéis todavía una muestra). Y Spoon… ¿qué puedo decir de Spoon? Creo que es una de las mejores bandas que han salido últimamente, peeeeero… reconozco que puede no gustarle a todo el mundo o, más bien, no todo el mundo reconocerá su excelencia, que la tiene. Es igualmente muy recomendable, pero aconsejaría al interesado que se escuhara algo del grupo antes.

Que nadie piense mal, no son un grupo raro, con instrumentos raros, que recitan “Number 9” una y otra vez mientras suenan unas uñas contra una pizarra. Simplemente son atípicos, de la misma forma que puede serlo Wilco. Id, hombre, que os va a gustar.

Quedáis advertidos.